El FMI propone para España una nueva vuelta de tuerca en la extorsión a los trabajadores, recomendando abaratar el despido y bajar los sueldos para remediar unas cifras de paro “inadmisibles”. Si esta crisis económica puede servir para algo será para dejar clara, de una vez por todas, la lógica del capitalismo.
Mientras millones de personas caen en el paro y en la pobreza, el mercado de productos y servicios de lujo conoce un verdadero boom, reflejo del enriquecimiento que la transferencia masiva de rentas está procurando a algunos. A los trabajadores se les exige sacrificio porque se considera que el motor de la economía debe ser el enriquecimiento del capital. Una lógica perversa que premia a quienes no crean empleo, ampliando sus márgenes de beneficio a costa del trabajo. La salida a la crisis que propone el capital es en realidad un chantaje: no invertirá hasta que no haya doblegado por completo a los trabajadores.