La noche de las elecciones, al salir del teatro de Madrid en que está actuando, un grupo de seguidores del PP invitó a Viggo Mortensen a festejar su victoria. El actor ni aplaudió ni ondeó bandera. Razón por la cual le llamaron “puto socialista” y “maricón”.
Según Mortensen, más fiel al papel de Sigmund Freud que interpreta en su última película que al rey de El Señor de los Anillos, hay que vigilar a esa clase de gente. Sabio consejo pues esas primeras reacciones en la victoria funcionan como los actos fallidos en el psicoanálisis: revelan las pulsiones latentes en el inconsciente. La derecha española no viene de la lucha antifascista, como la francesa, ni de la tradición liberal anglosajona. Fue fundada por un ex ministro de Franco y lleva dentro los fantasmas del españolismo autoritario. La pieza teatral en que actúa Mortensen se titula Purgatorio. Ojalá no sea una premonición de los tiempos políticos que nos esperan.