El pasado domingo falleció Richard Matheson, uno de los maestros de la literatura de ciencia-ficción. Su novela “Soy leyenda” le consagró como escritor más allá de los géneros literarios, pero su calidad literaria ha sido ocultada por el éxito de las adaptaciones cinematográficas que se hicieron de ella, las cuales, para colmo, han solido ser lecturas equivocadas del original literario.
En “Soy leyenda”, Matheson reescribió el mito del vampiro como un alegato contra el antropocentrismo: una enfermedad de la sangre va convirtiendo a la Humanidad en una nueva especie contra la que el protagonista lucha hasta ser el único hombre sobre la Tierra, sin reparar en que, al final, el monstruo asesino en una Tierra en la que todos son vampiros es él, que los va matando. Pero los guionistas sólo han visto en ella una historia de supremacía contra los diferentes, contra los monstruos. A veces la fama resulta así de traicionera.