Ayer fue el día internacional contra la violencia de género, que es la forma eufemística de decir violencia machista. Las cifras lo dejan claro: alrededor del 80% de las personas que comenten ese tipo de delitos son hombres, así que el género de la violencia suele ser masculino. Una violencia que ha matado en España tantas mujeres en diez años como muertos ha causado el terrorismo de ETA desde 1979.
Sin embargo, la toma de conciencia de las dimensiones de esta tragedia colectiva, que golpea a todos los países, apenas si moviliza a una pequeña parte de la sociedad. Anoche, por ejemplo, en Lisboa unos pocos cientos de personas recorrían las calles bajo la iluminación comercial navideña. Romper el muro de intolerancia levantado por milenios de discriminación y desprecio hacia las mujeres es una tarea larga, que exige constancia y en la cual cada palabra, cada gesto, representa el tenaz y demoledor papel de una gota de agua.