El PSOE está a punto de repetir un error que ya ha demostrado ser un gran peligro para la democracia española: mantener el reparto del control de la Justicia en manos de dos partidos, el PP y el propio PSOE. A pesar de las palabras contra la derecha y del acoso de ésta contra el gobierno, los socialistas están negociando con ella en exclusiva la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
La Justicia española no puede seguir siendo una especie de Cámara B parlamentaria (menos todavía cuando ya ni siquiera esos dos partidos son mayoritarios en el parlamento) condicionada por la clase política. Hace falta una Justicia verdaderamente independiente, es una urgencia nacional, y los disparates jurídicos que estamos viviendo son la prueba de que no se puede seguir con más de lo mismo. Dejar que el PSOE cometa hoy tal atropello es apostar por el permanente bloqueo vía judicial de cualquier intento de cambio real en España.
*Link a la noticia de las negociaciones sobre renovación del Poder Judicial: https://www.eldiario.es/politica/PP-PSOE-Poder-Judicial-justicia_0_833617421.html
En Nueva Caledonia, territorio francés de ultramar, se ha celebrado un referéndum de independencia con total normalidad, como sucedió en el Quebec de Canadá y en la Escocia del Reino Unido. Porque en los países donde la democracia es de verdad no hay miedo a dar la palabra a los ciudadanos. No como en Cataluña, donde se les niega sistemáticamente el derecho a pronunciarse sobre su posible independencia. Además, el resultado ha sido la victoria de los partidarios de permanecer en Francia, lógicamente, pues nada empuja más a la separación que la represión.
Mientras tanto en Alemania se juzga a un nazi que participó en los campos de exterminio en Polonia, y nadie dice que eso "reabra las heridas de la guerra" como afirma la derecha española cada vez que se pide que los genocidas y torturadores franquistas rindan cuentas. Son lecciones democráticas europeas a imitar por una España cuya democracia está al borde del colapso.
Desde el bochornoso espectáculo de la manipulación de los atentados del 11-M de 2004 por el gobierno de Aznar, la deriva del PP hacia el extremismo conservador ha sido una constante, tanto en la oposición como en los gobiernos de Mariano Rajoy, con sus recortes en derechos y libertades. Hoy se completa ese viaje de retorno a sus orígenes autoritarios con la elección como presidente del PP de Pablo Casado, el agresivo retoño de la extrema derecha española.
Va a ser interesante ver la disputa por el voto más reaccionario y nacional-católico entre el discurso neo-joseantoniano de Ciudadanos y la nueva camada de extremistas al frente del PP. No sería de extrañar que Rivera tenga que buscar el regreso al centro, porque el furibundo PP que se avecina va a achicarle espacio electoral. Los tiempos vienen marcados por el sello ultra del emperador americano, y la extrema derecha es hoy un peligro real para la democracia en Europa.